Mitch Albom
220 páginas
Editor: Maeva (15 de octubre de 2011)
ISBN: 9781401309237
«The Five People you Meet in Heaven»
«Puede parecer raro que un relato empiece por el final, pero todos los finales son también comienzos, lo que pasa es que no lo sabemos en su momento» (37).
¿Qué pasa esos momentos posteriores a la muerte? ¿Recorremos nuestros pasos? ¿Visitamos los lugares en los que fuimos felices? ¿Nos encontramos con nuestros seres queridos? No hablo acá de si hay un juicio final… eso pasaría después si no, digamos, de lo que sucede en la antesala del juicio.
Hace años había ya leído otro libro de Mitch Alborn, Martes con mi Viejo Profesor (Tuesdays with Morrie), en el que el autor cuenta su reencuentro con un profesor universitario que padece esclerosis múltiple y la serie de visitas que deciden tener cada martes para hablar sobre la vida que fue y la que se va. Después de tanto drama y en medio de los altibajos emocionales de la cuarentena por COVID-19, confieso que lo pensé dos veces antes de leer «Las Cinco Personas que encontrarás en el Cielo». Al final me animé a leerlo tras las recomendaciones de dos personas a las que admiro, quiero profundamente y seguro encontraré en el cielo: Lauren Mari y Adam Smith.
Eddie muere y empieza un recorrido que le enseñará aspectos de su vida que le fueron desapercibidos. Encontrará personajes que no conoció pero cuyas acciones dieron un viraje a la vida de Eddie, personas que conoció y fueron decisivas en su vida y personas a las que Eddie les cambió la vida.
Contrario a lo que dicen en otros blogs y síntesis de libro, esta historia es más una reflexión sobre la vida que sobre la muerte. La realidad que cada uno vive es producto de una infinita serie de sucesos y decisiones en las que nosotros no tuvimos ninguna injerencia y de una muy pequeña porción de eventos de los que sí somos responsables. En la vida encontraremos dos tipos de personas: las que influyeron en nosotros y lo sabemos, las que influyeron sin que nos enteráramos.
Hay personas que marcan nuestro futuro claramente, como los padres, o ese profesor que decidió no expulsarnos del colegio, o esa persona que nos contrató para trabajar en X empresa.
A estos claros influyentes, se suman las decisiones de terceras personas desconocidas, que resultan en el hecho de que yo viva en este tiempo y lugar. Alguien decidió fundar el lugar en donde usted estudió… si no lo hubiera hecho su vida podría ser diferente, sus amistades serían otras, sus maestros otros y a lo mejor usted hubiera desarrollado un gusto o habilidad diferente con implicaciones en su vida adulta. Así podemos pensar en posibilidades ilimitadas, incluida la señora que abrió una panadería en frente de mi casa y es responsable de mis kilos de más.
¿Somos entonces un producto de otros? ¿Sería justo culparnos de algo? Lo cierto es que una infinita cadena de sucesos y de decisiones tomadas por terceras personas explica mucho de nuestra vida pero lo que hacemos con esa materia prima está en nuestras manos. Visto así, la vida es una gran responsabilidad pues consciente o inconscientemente nosotros también hemos dado la vuelta a la vida de los otros cambiando así el futuro para siempre. Las consecuencias de esos actos son incalculables.
De no olvidar*
«Toda vida tiene u instante de amor del de verdad» (147)
«el cielo se puede encontrar en los rincones más insospechados» (463)
* los números en paréntesis corresponden a la ubicación en Kindle.
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