Los Millones de Brewster

George Barr McCutcheon 

Alba Editorial

ISBN 9788490650172

304 páginas

Para todos los públicos

 

“Se preguntaba vagamente si una gran fortuna no despediría siempre un leve aroma a crisantemos”.

 

Un millón de dólares es un montón de dinero. ¡Estamos de acuerdo!  Pero puedo pensar en varias formas de gastármelo.

Imagínese en cambio lo que era esa cantidad de dinero a principios del siglo XX, cuando fue publicada esta novela (1902). Si tenemos en cuenta la inflación, ese dinero a precios de hoy sería equivalente a más de 30 millones de dólares.  ¡Eso sí que me costaría más trabajo gastar!

Montgomery «Monty» Brewster, a sus 25 años, hereda esa toda esa plata, más de la que ganaremos muchos en toda nuestra existencia e incluso más del que podríamos gastar en nuestra vida.

Este hombre, que pudiera ser la persona con más suerte que se haya conocido, recibe esta herencia de su abuelo y tan solo días después le informan que un tío desconocido le ha dejado una nueva herencia, 7 veces mayor que la primera, pero con una condición: el dinero solo le será entregado un año más tarde y siempre y cuando no tenga en su poder ni un dólar de la herencia inicial.  Adicionalmente, se le pide no contarle a nadie su misión y no se le permite hacer donaciones más allá de lo razonable para alguien de su condición económica, ni adquirir bienes que representen alguna forma de riqueza al final del año.

¿Aceptará el joven la propuesta?

¿Logrará Brewster su cometido?

¿Valdrá la pena someterse al escarnio publico y al juicio de quienes ven cómo este hombre despilfarra su dinero hasta quedar sin nada al cabo de un año?

¿Valdrá la pena trabajar tanto para gastarse todo?

¿Y si se acabara la mayoría del dinero pero no lograra la meta?

El derroche empieza y el gastar, que ahora es una obligación, deja de ser un disfrute para convertirse en un trabajo arduo para en el que hay que comprometerse, organizarse, dedicarse y desarrollar una estrategia que garantice el éxito.

 

DE NO OLVIDAR…

“-Caballeros, parecéis haber olvidado que hoy cumplo veinticinco años; vuestros comentarios son incompatibles con la dignidad que corresponde a mi edad”.

“El lujo de una hora más de sueño parecía la mayor ventaja de ser rico”.

“-Nunca llegaré a disfrutar mi fortuna tanto como mis apuros económicos, lo digo de veras”.

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