Sofía Segovia
Editorial: Lumen
Número de Páginas: 528
ISBN: 9788426402424
«Aún los llevo en mí. Estoy seguro de que en mis células llevo a mi mamá y a mi papá, pero también porto la lavanda, los azahares, las sábanas maternas, los pasos calculados de mi abuela, las nueces tostadas, el clunc del mosaico traidor, el azúcar a punto de caramelo, la leche quemada, las locas chicharras, los olores a madera antigua y los pisos de barro encerado. También estoy hecho de naranjas verdes, dulces o podridas; de miel de azahar y jalea real. Estoy hecho de cuanto en esa época tocó mis sentidos y la parte de mi cerebro donde guardo mis recuerdos».
Este libro tiene mucho de poesía, de cuento y de novela. Sofía Segovia escribe con un estilo que encanta, con un humor que te hace quedar durante horas pensando, con frecuencia sonriendo, sobre lo que le sucede a los Morales, una familia terrateniente que vive en épocas de la Revolución Mexicana.
Segovia recupera elementos de la historia mexicana y nos hace reflexionar sobre lo que significaba ser responsable de una hacienda, de los empleados, de la familia en tanto que ronda el fantasma de perderlo todo por la expropiación.
El Murmullo de las Abejas nos lleva también a un momento de México poco recordado: la influenza española. Las historias de los muertos, de las familias destrozadas, del tremendo trabajo del enterrador, son miradas desde una óptica que invita a la carcajada en una forma que sólo esta autora puede lograr.
Simonopio es un niño misterioso con algo de paranormal que un día llega a la familia Morales siendo un bebé y sin que se sepa nada sobre su madre o incluso sobre como fue que “llamó” a nana Reja para que dejara su condición de quietud constante, casi de piedra, y fuera a recogerlo. Simonopio nace al amparo de las abejas que le cuidan y le mantienen vivo a pesar de sus malformaciones, que le cuentan secretos que le permiten predecir el futuro, que le hacen mago y le enseñaron a comunicarse en un lenguaje propio a pesar de no poderlo hacer por las formas convencionales.
La voz que cuenta la historia es la de Francisco, el hijo menor de la familia quien, a pesar de haber nacido cuando Simonopio era adolescente, recupera la historia de la hacienda desde que Simonopio apareció.
Francisco cuenta la historia siendo ya viejo y recordar su infancia le permite volver a vivir su casa, los olores, los rincones, la amistad. Para el lector resulta un ejercicio de memoria pero también un placer nostálgico que le lleva regresar también a su infancia pues todos guardamos en algún rincón del recuerdo el olor de la abuela, el crujido del suelo, el ruido de la máquina de coser, el sabor del despertar de aquel lugar en donde crecimos o de aquella casa que visitábamos frecuentemente y que hizo que nuestra infancia fuera nuestra.
El Murmullo de las abejas es una exaltación de los sentidos, una invitación a volver a vivir esos recuerdos de cuando éramos niños.